Explicaré de forma complementaria a estos apartados sobre el coaching cómo se puede emplear la mayéutica en los procesos dialécticos bajo la finalidad de facilitar el autoconocimiento y la búsqueda de sentido en los seres humanos.
¿QUÉ ES LA MAYÉUTICA?
Comenzaría con otra pregunta: ¿cómo puede fomentar el sentido a través de lo que dice la gente? Es una pregunta que creo interesante y que se puede responder con el uso de la mayéutica. En términos generales, fue un término sugerido por el filósofo Sócrates, quien sostenía la importancia de mantener una discusión o diálogo racional para alcanzar la verdad. Según él, la idea de su método era despertar la “ironía” por medio de los diálogos para generar un razonamiento más inductivo y el interlocutor pudiera percatarse de su ignorancia con el fin de identificar sus errores. Sócrates también sugiere que es la ayuda que se le da a una persona para que pueda “parir el conocimiento” que desconoce de sí misma. Para hacer lo anterior, empleaba y elaboraba una pregunta por cada respuesta que ofrecía el sujeto. Esto, bajo la hipótesis de que la respuesta que ofrecía el sujeto por sí mismo lo llevaba a encontrar el conocimiento que “ya” sabía. Este proceso de diálogo permanente es lo que muchos filósofos han denominado “dialéctica”.
¿Cómo se utiliza la mayéutica en los procesos de coaching?
En la actualidad, una de las técnicas que se emplean es el “diálogo socrático”, que consiste en establecer un “encuentro existencial” entre dos personas para hacer que el individuo medite mediante su autonomía y libertad de respuesta a sí mismo por medio de las preguntas del entrevistador. La idea consiste en hacer que la persona se haga consciente de su libre voluntad para ser responsable de las decisiones que toma y hallar el sentido de éstas. Esta técnica se ha reconocido por el coaching existencial como “el instrumento que el facilitador emplea con más frecuencia en la búsqueda de sentido. Este diálogo hace encontrarnos con nuestro núcleo saludable, el espíritu, a fin de que podamos hacer uso de sus recursos.
Para que el lector lo comprenda mejor, veamos un ejemplo.
CLIENTE - “He descubierto que haciendo la ley del hielo protejo a mi familia, me cuido de que me hieran”.
COACH - “¿Te funciona? ¿Te llegas a sentir del todo bien con ese modo de ser?”
CLIENTE - “Pues la verdad que no, por un rato puede ser pero luego vuelvo a lo mismo. Cedo y sigo esperando de ellos que me hagan caso para no sentirme poco importante”.
COACH - “¿Qué quisieras hacer entonces con esa especie de espinita y que tanto cuidas?”
CLIENTE - “Creo que no estoy siendo claro con ellos, solo les digo superficialmente las cosas. Ahora quiero decirles de verdad lo que siento”.
COACH - “Uhmm, eso es un riesgo”
CLIENTE - “Sí, pero estoy dispuesto a afrontarlo. Ya estoy cansado”
Fíjese el lector cómo el interlocutor va tomando sus propias decisiones y creencias sin que el orientador lo motive a tomar decisiones. Sus propias preguntas están conllevando a reflexionar lo que está dispuesto a hacer.
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