La palabra “coach” tiene su origen en el siglo XVI en Inglaterra, donde se utilizaba para referirse a un tipo de carruaje de cuatro ruedas que transportaba a los viajeros de un lugar a otro. Proviene del término francés “coche”, que a su vez deriva del húngaro “kocsi” (de “Kocs”, un pueblo del condado de Komárom-Esztergom, a unos 65 kms de Budapest y muy conocido por su fabricación de carruajes)
A finales del siglo XIX esta palabra se comenzó a utilizar en el ámbito deportivo para referirse a la persona que entrenaba a los jugadores de un equipo. Con el tiempo, el término se extendió a otras tareas como la educación y el desarrollo personal, convirtiéndose en un sinónimo de entrenador o mentor. En definitiva, es un método que consiste en acompañar, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas con el objetivo de conseguir alguna meta o desarrollar habilidades específicas. En el argot estudiantil de la Universidad de Oxford, allá por 1830, comenzó a denominarse "coach" a aquel que ayudaba a los alumnos que debían pasar una prueba, ejerciendo de tutor. 30 años después el término fué dado a quien preparaba a otras personas en la preparación de pruebas atléticas.
Cerca del año 2000, nació con el objetivo de incrementar el rendimiento individual de los profesionales de este ámbito, concretamente de los tenistas. Timothy Gallwey, reconocido autor de libro "The Inner Game", se percató que enfrentándose dos rivales en igualdad de condiciones físicas, uno ganaba con más facilidad que el otro. De esta forma comprendió que no hacía falta entrenar solo la parte física, sino también el juego interior (precisamente, "inner game") o el desarrollo de la conciencia de nuestra mente. A partir de entonces, estas lecciones se han extrapolado a los más diversos campos de la actividad humana; desde la estructura empresarial al terreno personal pero siempre con un objetivo común: mejorar el desempeño.
En el entorno empresarial
y personal se conoce como coaching al proceso interactivo y
transparente mediante el coach o entrenador y la persona o grupo
implicados en dicho proceso buscan el camino más eficaz para
alcanzar los objetivos fijados usando sus propios recursos y
habilidades. Existen varios métodos y tipos de coaching, incluyendo
entre sus técnicas charlas motivacionales, seminarios, talleres y
prácticas supervisadas. La persona que realiza el proceso de
coaching recibe el nombre de coach, mientras que la persona que lo
recibe se denomina coachee.
Sin embargo, cuando alguien me pregunta qué es el coaching, no resulta fácil dar como respuesta una sola frase clara inequívoca que resuma el concepto de forma global. Y es que el coaching como metodología moderna bebe de diversas fuentes: filosofía (budista, mayeutica socrática, etc), psicología, management, programación neurolingüistica o PNL y otras, motivo por el que existen múltiples definiciones que enfocan o enfatizan diferentes aspectos. Es en esta diversidad donde nace la riqueza que le caracteriza como una disciplina flexible y dinámica.
LÍNEAS
Se establecen según las inclinaciones ideológicas de los coaches que las practican o de las escuelas donde se han formado. De esta forma, han surgido escuelas o corrientes con diferentes perspectivas. A pesar de ello, éstas se han retroalimentado, contribuyendo a esta profesión siempre dispuesta a integrar nuevas herramientas que aumenten la efectividad de los procesos. Las tres líneas que más han aportado al coaching podríamos considerar que son la norteamericana, la europea y la sudamericana (o coaching ontológico)
EL PROCESO
En el proceso de coaching interactúan dos personas; una es el coach o entrenador, que es la persona que instruye, forma o guía a la persona que está siendo orientada para mejorar en el desempeño de sus funciones (es decir, mentor o quien transmite el conocimiento). La otra persona es el coachee o persona en entrenamiento, quien recibe los conocimientos y las competencias que necesita para mejorar en su vida profesional o personal. El entrenador se compromete con su entrenado en una alianza de colaboración, estableciendo unos objetivos concretos y diseñando un plan de acción que les permita alcanzarlos dentro de los plazos establecidos. Este plan fijará una serie de encuentros entre los intervinientes que permitirán conseguir la finalidad prevista, acompañado de otro conjunto de actividades destinadas a mejorar aspectos concretos de la persona en entrenamiento. En la efectividad del coaching influye el tipo de relación que se establezca y se requiere que esté basada en la confianza entre ambos participantes. De este modo, el entrenador puede ser no solo un director del entrenamiento de coachee, sino también un consultor que le ayude a innovar en los procedimientos. Para mejorar la productividad en el proceso, por ejemplo, en el ámbito empresarial, el entrenador debe tener un conocimiento profundo del puesto de trabajo desarrollado por el entrenado y de la forma en que este puesto se relaciona con los objetivos de la organización. Todo esto podemos aplicarlo de igual forma en el área personal. Asimismo, ha de disponer de habilidad para comunicar, desear y ser capaz de compartir su información con el entrenado y estar dispuesto a tomarse el tiempo que requiere este esfuerzo.
El desarrollo del proceso sigue básicamente los siguientes pasos:
Observar. La observación de nuevos puntos de vista será fundamental para que el entrenado encuentre soluciones y permita al individuo elegir entre las alternativas de que dispone para alcanzar sus objetivos.
Toma de conciencia. La observación permite la toma de conciencia, básicamente acerca de nuestro poder de elección. El entrenador centrará al pupilo en las elecciones que toma y sus consecuencias, brindándole herramientas específicas para elegir conscientemente y con mayor efectividad.
Determinación de objetivos. Es esencial para todo proceso de coaching el contar con objetivos claramente definidos que servirán de guía para la toma de decisiones y acciones.
Actuar. Una vez reunida toda la información, hay que actuar de forma sostenida en el tiempo. El entrenador acompañará de cerca este proceso ayudando a superar las dificultades que aparecen al llevar a la práctica las actuaciones.
Medir. En todo momento es imprescindible comprobar si nos acercamos o nos alejamos del objetivo marcado. Esto permitirá tomar acciones correctivas y así contribuir a la obtención de los logros buscados.
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