El coaching, como disciplina transformadora, se enfoca en el desarrollo personal y profesional de individuos, grupos y equipos. Dentro de su amplio espectro de herramientas y enfoques, uno de los pilares fundamentales es el establecimiento de metas, que no son simples objetivos a alcanzar, sino que representan hitos significativos en el viaje de autodescubrimiento, crecimiento y logro personal. No se limitan únicamente a lo tangible o lo cuantificable, sino que abarcan aspectos multidimensionales de la vida de una persona. Pueden abordar áreas como el desarrollo profesional, la mejora de habilidades interpersonales, el crecimiento emocional, la búsqueda de significado y propósito, el equilibrio entre vida laboral y personal, entre otros aspectos vitales.
El proceso de establecer metas en el coaching no trata únicamente de identificar y definir lo que se desea lograr, sino que implica un profundo análisis y reflexión sobre el yo interior, los valores, las motivaciones, los obstáculos y las oportunidades. Es un viaje introspectivo que permite a los individuos conectar con sus deseos más profundos, alinear sus acciones con sus valores fundamentales y trazar un camino claro hacia el éxito personalizado y significativo.
Se distinguen por su naturaleza holística y orientada hacia el crecimiento sostenible. No se trata solo de lograr resultados a corto plazo, sino de establecer una visión a largo plazo que inspire y motive a la persona a superar obstáculos, persistir ante los desafíos y mantener un enfoque constante hacia su crecimiento personal y profesional. En este proceso, el coach desempeña un papel fundamental. Actúa como guía, facilitador y catalizador del cambio, acompañando al individuo en la exploración y definición de metas realistas y alcanzables. A través de la escucha activa, el cuestionamiento reflexivo y las técnicas de empoderamiento, el coach ayuda a desbloquear el potencial latente de sus clientes, permitiéndoles establecer metas que sean significativas, auténticas y alineadas con su identidad y aspiraciones más profundas. Así, las metas en el coaching se convierten en faros que iluminan el camino hacia una vida más plena, satisfactoria y coherente con los valores y aspiraciones individuales. Son la brújula que guía a las personas hacia la realización personal, el crecimiento continuo y la conquista de sus sueños más auténticos. Ya sea que tu objetivo sea de ámbito personal -como tomarte un año sabático para viajar por el mundo, mudarte al campo, montar una ONG- o un objetivo laboral -como cambiar de trabajo, seguir formándote o ampliar tus líneas de negocio- solo tú escuchas tu voz interior insistiendo para que persigas tu meta.
Solo tú sabes lo que sientes por dentro cuando piensas en tu meta
Solo tú puedes reconocer si lo que actualmente tienes en la vida es lo que sientes que te mereces. Porque al final se trata de eso, ¿no crees? Se trata de lograr lo que mereces y de aprovechar la vida al máximo. No debes renunciar a algo que crees posible, de la misma forma que no debes limitarte con una vida que no deseas, que no sientes tuya o que ya no te satisface. Las metas significativas las decide tu parte más sabia y auténtica. Son un reflejo de tu interior. Nadie puede ponerse en tu lugar, ni decirte lo que te mereces o no, y menos aún decirte si estás viviendo con acierto.
Eres el máximo director de tu vida
Como máximo director en la construcción de tu vida, tu poder está siempre a tu disposición esperando a que lo utilices. Tal vez te sea difícil aceptar esto sin tapujos y tengas la tentación de negarlo, pero eres el director de tu historia. Seguramente has vivido situaciones en las que te has sentido instalado/a en una rutina, llevado/a por la inercia, con obligaciones que cumplir que te dificultaban hacer lo que querías. Puede que incluso en la actualidad tengas limitaciones de tiempo o dinero, miedos y dudas que te detienen, pero incluso en cualquiera de estas situaciones eres tú el/la que está dirigiendo tu vida.
Tienes más poder del que te imaginas
Siempre tienes poder, ya sea que lo uses para seguir repitiendo tu misma rutina o que lo uses para crear algo nuevo. Tu poder está en tu voluntad, decisiones y acciones. Con él le das forma a las circunstancias que vives. No lo desperdicies. ¿Sientes que estás llevando plenamente las riendas de tus decisiones? ¿O te sientes más bien empujado/a por el entorno? Está claro que no construyes algunas situaciones externas que te afectan, no lo niego, pero sí decides cómo respondes a esas situaciones. Cuanto más grandes sea tus objetivos, más pondrán a prueba tu poder. Te sacarán de tu rutina, te llevarán por caminos lejanos y adentrarán en lugares desconocidos donde la incertidumbre y la vulnerabilidad que sentirás serán mayores. Pero no hay alternativa, para hacer realidad tus sueños tendrás que aventurarte y poner en marcha todas tus capacidades.
Solo cuando te transformas aumentas tu poder
Lograr tus propósitos no solo requiere de aprender cosas externas, trucos de motivación o
metodologías de coaching. Requiere también tu propia transformación personal.
Encaminarte hacia tu meta es una oportunidad de oro para enriquecer tu forma de pensar, de
gestionar tus emociones y de actuar, dejando atrás aprendizajes obsoletos que no te sirven e
incorporando los que sí. Solo así conseguirás una mayor eficiencia que podrás aplicar hoy y
siempre.
Por todo lo anterior, en este camino son indispensables grandes dosis de sinceridad y de autoobservación. No te conozco pero me atrevo a decir que algo vas a tener que transformar para
encaminar tu vida en la dirección que deseas.
LOS TRES PROPULSORES
El tema de las metas tiene que ver con un tema más amplio. Tiene que ver con el liderazgo personal, es decir, cómo lideras tu vida en general y, en concreto, cómo lideras el camino que te lleva desde tu situación actual hasta tu meta deseada. A diferencia del liderazgo de grupos, el liderazgo personal no implica a los demás, sino que tiene que ver solo contigo y has de promoverlo desde la búsqueda de tu propia superación. Para eso te servirá conocer los factores que te ayudan a avanzar: los 3 propulsores del liderazgo:
LA ACTITUD EQUILIBRADA
ENFOCAR TU PODER
SER TU MEJOR VERSIÓN
Mantener una actitud equilibrada es vital en múltiples sentidos. Si no es así, no te servirá de nada. Por ejemplo, puedes tener todo el dinero del mundo o ser un experto en un tema. En cambio, si tienes una actitud equilibrada ya tienes la pieza más importante porque todo lo demás viene por añadidura. La importancia de la actitud es tal que podría escribirse un libro entero, pero para ser más proactivo y lograr tu objetivo basta con que pongas en práctica sus tres ingredientes básicos: la determinación, la flexibilidad y la autoestima. Veamos en qué consisten.
PROPULSOR 1: LA ACTITUD EQUILIBRADA
Determinación. Es la energía que impulsa tus acciones una vez que sabes lo que quieres. Es lo que te hace decir “lo voy a conseguir sea como sea”. Es lo que te hace sentir una fuerza para avanzar, lo que te hace dar el 110% de ti sin escatimar ningún recurso disponible. Está relacionada con el optimismo y la perseverancia que demuestras, con el hecho de querer tu objetivo con firmeza y no como un capricho pasajero. Desde la determinación firme no pierdes de vista tu meta, no te dejas desviar por las distracciones. Además, gracias a ella puedes superar los obstáculos que surjan y puedes ser resiliente para volverte a levantar cuando te caigas. La determinación no da ningún espacio a la pereza. Es más, hace que sientas tu cuerpo con un cierto nerviosismo pero no en sentido negativo, sino como un impulso interno que te impide estar quieto, empujándote a ponerte en acción para hacer que las cosas sucedan. Si sientes que tu meta proviene auténticamente de tu voz interna; si ves que la meta está alineada con tus valores; si estás convencido que te la mereces, tu determinación natural será alta y solo debes mantenerla así en los momentos difíciles. Más adelante te digo cómo.
Flexibilidad. Es parte necesaria de la actitud debido a los continuos cambios y ajustes que tendrás que hacer en el camino hacia tu objetivo y en la vida en general. El camino hacia tu objetivo casi nunca es como esperabas. Es ley de vida: ésta no es un guión, sino un acto de improvisación continuo. Puedes hacer un plan de acción perfecto pero también darte cuenta, justo al comenzar a recorrerlo, que necesita cambios. Cosas que no esperabas suceden, gente que estaba a tu lado se aleja, gente nueva aparece, surgen posibilidades que hasta hace poco resultaban impensables y pequeñas dificultades se pueden acabar convirtiéndose en grandes problemas. Y en medio de todo esto que se escapa de tu control, estás tú, con tu determinación por avanzar. ¿Qué haces entonces?, ¿renuncias o te ajustas con flexibilidad? Desde luego, la rigidez no te va a servir de nada. La determinación sí, pero con buenas dotes de flexibilidad para adecuarte a las sorpresas e imprevistos. Recuerdo que, siendo muy joven, trabajando en una fábrica de envases plásticos, que un encargado siempre me decía que tenía que “tener cadera”. Al principio no lo entendía pero se refería justamente a esquivar lo inesperado y a estar dispuesto a moverme fuera de mi plan original. La flexibilidad también tiene que ver con ser humilde y realista. Si te equivocaste de camino o el camino está bloqueado no insistas en ir por donde no se puede. No pierdas tiempo, simplemente sé flexible. A la hora de liderar tu vida, esta pieza clave en tu actitud también sirve para aceptar que aunque tu meta ideal es la opción “A”, a veces solo puedes obtener la opción "B". Si esta opción "B" aún te sirve, no le hagas el feo, sé flexible y acéptala. El futuro es un misterio, tal vez aceptar ahora la segunda opción te lleve mañana a la opción que más querías
Autoestima. De la autoestima veo que se habla muy poco. Parece que no sea necesaria para lograr tu objetivo pero ¡vaya que sí lo es! Cuando hablo de autoestima me refiero a una actitud suave y positiva contigo mismo. La razón por la cual las personas a veces no son proactivas ni luchan por sus objetivos tiene que ver con su autoestima y su autoconcepto, es decir, lo que te dices de ti mismo/a. Cuando lo que te dices de ti no es positivo, no luchas en verdad por lo que quieres porque no tienes confianza en ti ni en la vida. De nada sirve que seas duro contigo mismo/a, que te fustigues por los errores ni que te presiones. Todo lo contrario. La autoestima es una condición que has de nutrir siempre. Los objetivos no deben ser la justificación para que, si los consigues, te quieras a ti mismo/a. Proponte lo que quieras pero no olvides quererte siempre al máximo, y no en función de lo que tienes, logras o haces. En este mundo nadie es perfecto, todos tenemos nuestras debilidades y retos, pero todos, sin excepción, por el puro hecho de estar vivos merecemos tratarnos bien. La vida ya es dura de por sí, así que no la hagas más complicada siendo tosco contigo mismo/a. Camina hacia tu objetivo tratándote bien, dándote cuenta qué dicen de tu autoestima tus propios actos, palabras y pensamientos. Utiliza la excusa de tus objetivos para mejorar tu amor propio, no para dañarlo.
PROPULSOR 2: ENFOCAR TU PODER
Tal y como hemos visto, con la actitud adecuada tienes un elemento básico para ser activo/a y liderar tu camino, pero no es suficiente. Por más buena actitud que tengas, si enfocas tu poder en las áreas de incidencia equivocadas no vas a ser eficaz ni resolutivo/a a la hora de pensar o de actuar. Conocer las 4 áreas de poder te ayudará a clasificar, a distinguir dónde poner tu energía y esfuerzo y dónde no, para evitar desperdiciarlos. Son una especie de listas en las que puedes categorizar todas las acciones, cosas y circunstancias que entran en juego en relación a tu meta y vida. Veamos a continuación cómo puedes utilizarlas.
Área de influencia. Bajo de tu área de influencia están todas aquellas cosas que puedes influenciar o cambiar. Es el área más productiva. Por ejemplo, si hicieras una lista de lo que está bajo tu influencia para alcanzar tu meta, escribirías cosas como, por ejemplo, “salir a buscar trabajo, informarme de las normativas que afectan mi idea de negocio, comenzar a estudiar, practicar mi inglés, ahorrar dinero, organizarme mejor mi calendario, ir a hablar con mi jefe, poner mi mejor actitud posible”, etc. En pocas palabras, son cosas que dependen de ti. Tal vez no hagas todo lo que está en tus manos por despiste o por ser un/a maestro/a en postergar. La razón no importa. Siempre podemos encontrar justificaciones pero la realidad es que todo lo que está bajo tu influencia lo debes hacer para no desaprovechar tu poder. Cuando te enfocas en hacer las cosas que están en tus manos sientes una gran energía resolutiva y de proactividad. Experimentas la fuerza de tu determinación y te sientes tranquilo/a al reconocer que haces todo lo posible. En cambio, cuando reconoces que desperdicias tu poder te sientes dolido contigo mismo/a, afectando tu autoestima.
Áreas de aceptación. Es todo lo contrario al área de influencia. Bajo esta lista escribirías las cosas o circunstancias sobre las cuales no puedes hacer algo para cambiarlas porque no dependen de ti. Puedes salir a buscar trabajo, claro que sí, pero la decisión de obtenerlo depende de quienes eligen al candidato, ¿verdad?. Puedes pedir un permiso a tu ayuntamiento para abrir tu negocio pero si el ayuntamiento no te lo da (y no hay nada más que puedas hacer) más vale que lo aceptes. Puedes intentar que tu socio/a no llegue siempre tarde a las reuniones de trabajo. Puedes empujarlo a mejorar ese aspecto pero si al final no te da resultados, solo puedes aceptar que él sea como es. Cambiarlo no está bajo tu área de influencia, está bajo la suya. Todo tu pasado también entraría en esta lista ya que no puedes volver atrás. Si tomaste una decisión y ahora te das cuenta que no fue acertada, solo puedes aceptarlo. Puedes hacer lo que esté en tus manos en el presente, pero no cambiar el pasado, ¿comprendes? ¿Para qué seguir peleándote con lo que escapa a tu control? De nada te sirve hacer una cruzada contra algo que ha demostrado repetidamente no depender de ti. Sin embargo, he visto a muchas personas centrándose en aquello que no pueden cambiar. Son personas que se quejan de los demás, de las leyes, de lo que hizo uno u otro y ¿sabes de qué se olvidan?: de enfocarse en lo que sí pueden hacer. Desperdician su poder de acción. Bajo esta área la energía sana es la de la aceptación y la energía nociva es la de la queja, el resentimiento o la manipulación. Con la queja y el resentimiento solo se pierde el tiempo mientras que intentado manipular a los demás, tarde o temprano, la relación se deteriora. No pierdas tiempo.
Área de interrogante. No todo es blanco y negro porque como bien sabes hay una escala de grises. El área de interrogante es justo esa zona gris. Es la lista intermedia donde pones temporalmente aquellos aspectos relacionados con tu meta que aún no sabes si están bajo tu influencia o no. Por ejemplo, ¿puedes convencer a tu jefe para que te ayude en algo? ¿Es posible acabar tu tesis antes de que venza el plazo de tiempo? ¿Te será posible juntar el dinero que te falta para emprender tu proyecto? Si no haces nada seguro que no, pero si te movilizas lo descubrirás. Solo sabrás si tu jefe querrá ayudarte si le preguntas; solo sabrás si es posible acabar la tesis a tiempo si te pones a trabajar a toda velocidad. Al igual que el área de influencia, aquí también tienes que enfocar la energía y la proactividad. Solo actuando podrás descubrir empíricamente si puedes lograr las cosas que están en el área de interrogante. No te voy engañar: es una lista muy incómoda de gestionar. Para hacerlo bien tendrás que acostúmbrate a la incertidumbre, aceptándola como compañero/a de camino sin luchar contra ella. Tendrás que aprender a pedir ayuda, a esperar sin renunciar antes de tiempo, sin impacientarte. Pero si logras gestionar bien esta área te aseguro que te servirá de por vida, especialmente en estos tiempos donde tanta gente se desespera con facilidad por querer las cosas de forma inmediata y con garantías. Tal vez llegados a este punto pienses: “y si después de invertir tiempo y esfuerzo resulta que no era posible, ¿no es un pérdida de recursos?” La respuesta es un NO rotundo. Las cosas hay que intentarlas. Si lo que te empuja a tu objetivo es esa voz interna que dice que tienes que hacerlo, lo más importante es intentarlo y que salgas de la duda para no basarte eternamente en suposiciones que te dicen “creo que sí se puede” o “creo que no”. Te asombraría saber la cantidad de personas que cuando se preguntan algo se autoresponden inmediatamente con sus propias creencias o suposiciones, sin salir nunca a descubrir la verdad. En el área de interrogante la energía sana es la de la curiosidad. Curiosidad por saber cómo se decantará la báscula después de haberte puesto en acción. En cambio, la energía negativa es una incomodidad que sientes cuando reconoces que te estás engañando con suposiciones que no tienen evidencias reales.
Área de preocupación. ¿Conoces esas situaciones en las que hay algo que te preocupa? Estoy seguro que sí, ¿y quién no? Lo malo no es que algo te preocupe, sino que no hagas nada para solucionarlo cuando sí tiene solución. Si no tiene solución, lo que toca es ponerlo en la lista de la “aceptación” pero si tiene solución y no haces nada excepto preocuparte, lo pondrías en esta lista. Es la última y la peor de todas las áreas, donde debes evitar caer. La preocupación es una emoción que, al igual que cualquier otra, te da un mensaje nítido para que lo atiendas y te pongas en marcha. Lo que no tiene lógica es que la preocupación sea constante y no hagas nada de lo que está en tus manos para buscar soluciones. Con frecuencia sucede que algo nos preocupa pero no lo enfrentamos. Tal vez no lo hacemos porque nos genera incomodidad; por dificultades a la hora de pedir ayuda; por creencias limitantes, pensamientos contradictorios o mil razones más. Nada de eso te ayuda, sino que te paraliza y hace que el problema permanezca. Por ejemplo, imagina a alguien que sabe que se le vence el plazo para inscribirse a una formación que necesita hacer. Le preocupan las consecuencias de no inscribirse pero por más que ve pasar el tiempo no hace nada al respecto. Otro ejemplo podría ser alguien que ve como se le van acabando los ahorros que tenía guardados para emprender un negocio, pero no acaba de reaccionar debido a sus dudas hasta que finalmente se queda sin fondos. La energía negativa que se genera bajo esta área es la de cierta amargura contra uno mismo por no reaccionar. En cambio, cuando uno logra activarse y afrontar lo que le preocupa, se siente un gran alivio. Si reconoces algo en esta área, ponte en marcha enseguida para sacarlo de ahí.
PROPULSOR 3: TU MEJOR VERSIÓN
Las cosas que no están bajo tu control no son pocas y los obstáculos o giros inesperados pueden surgir en cualquier momento, por lo que es imprescindible que a lo largo de tu camino seas tu mejor versión. Estoy seguro que tienes muchas cosas positivas que te pueden ayudar. Estoy hablando de tus fortalezas, habilidades, cualidades y cualquier recurso personal que tengas en tu interior. Durante el proceso hacia tu objetivo es muy útil reconocer todo lo bueno que hay en ti y darle su lugar porque si no se lo das tú, ¿quién se lo va a dar? Si no lo reconoces y utilizas, no te servirá de nada. Te sorprenderá la cantidad de personas que tienen habilidades y cualidades destacables que, sin embargo, no utilizan cuando se trata de conseguir su objetivo. Esto sucede porque no las reconocen en absoluto o porque las minimizan y les quitan importancia. No estoy diciendo que vayas presumiendo a los demás tus cualidades, no. Solo te estoy invitando a que las reconozcas para utilizarlas en cada etapa del camino y para que sientas una mayor confianza cuando atravieses momentos difíciles. Cuando alguien viene a hacer sesiones de coaching conmigo, una de las primeras cosas que suelo pedirles es que me compartan tres cosas: las cualidades positivas que sienten que poseen, los tres mayores logros en su vida y las cosas más difíciles que han tenido que superar. Solo con estas tres preguntas puedo saber qué tan buena percepción tiene de sí y qué cualidades tiene disponibles en su interior para salir adelante en momentos difíciles. Sabiendo esto puedo vincular sus metas actuales con dichas cualidades, es decir, ¡sacarles provecho en aras de su objetivo! Y eso es justo lo que has de hacer para utilizar este propulsor. Tu mejor versión también tiene que ver con lo que has leído anteriormente, ¿o acaso no te das cuenta de los momentos en los cuales no estás poniendo en juego tu mejor actitud? ¿Acaso no puedes reconocer cuando estás desperdiciando tu poder quejándote por lo que no puedes cambiar? Claro que sí. Te puedes dar cuenta de la ausencia o presencia de tu mejor versión. Será fácil engañar a los demás, pero es difícil engañarte a ti mismo diciendo que estás esforzándote al máximo cuando en el fondo no es verdad.
Todo cambia con auto-observación y sinceridad
Reconocer si estás siendo tu mejor versión o escondiéndote detrás de las excusas solo es posible con auto-observación y sinceridad. La auto-observación es girar la atención para reconocer tu propio funcionamiento. Es sinónimo de ganar consciencia para admitir cómo operas a nivel de actitud, pensamientos, emociones y acciones. Si tu atención está solo puesta en ver lo que sucede fuera de ti, en lo que digan y hagan los demás, en los acontecimientos externos pero no giras tu atención para verte a ti mismo/a con sinceridad, no podrás explotar tus puntos fuertes (ni controlar tus puntos débiles).
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