martes, 10 de junio de 2025

BUENOS DÍAS CON HUMOR

 

 

Había una vez un hombre llamado Juan que estaba decidido a cambiar su vida. Después de leer muchos libros sobre desarrollo personal, decidió inscribirse en un retiro espiritual en una montaña remota, conocido por sus sabios gurús.

El primer día, el maestro le dio a Juan una piedra y le dijo:

--  Lleva esta piedra contigo a todas partes. Es una metáfora para recordar siempre tu carga emocional y el trabajo que tienes que hacer para liberarte de ella.

Juan, entusiasmado, llevó la piedra con él durante todo el día. Al principio no era tan pesada pero después de unas horas, empezó a sentirse cada vez más incómoda. Sin embargo, se mantuvo firme, decidido a seguir las instrucciones del maestro.

El segundo día, el maestro le pidió a Juan que caminara por un sendero empinado y rocoso mientras llevaba la piedra.

-- Este sendero representa los desafíos de la vida. Mantén la piedra cerca de ti y medita sobre tus problemas. --le dijo--

Juan obedeció, aunque la piedra se hacía cada vez más molesta. Empezó a dudar de la sabiduría del maestro pero siguió adelante, confiando en el proceso.

El tercer día, el maestro le dijo a Juan:

-- Hoy vas a llevar la piedra al río y la vas a lavar con cuidado. Este acto simboliza la purificación y la liberación."

Juan llevó la piedra al río, la lavó cuidadosamente y comenzó a sentirse un poco mejor. La carga emocional que la piedra representaba parecía más manejable ahora.

Finalmente, el cuarto día, el maestro le dijo:

-- Juan, hoy es el día más importante. Quiero que subas a la cima de la montaña con la piedra y luego decidas qué hacer con ella.

 Juan, agotado pero determinado, subió a la cima de la montaña con la piedra. Al regresar, el maestro lo estaba esperando.

-- Ahora tienes dos opciones --dijo el maestro-- Puedes lanzar la piedra por el precipicio y liberarte de tu carga emocional de una vez por todas o puedes seguir llevándola contigo como un recordatorio constante de tus problemas.

Juan miró la piedra y después el precipicio, pensando en todo lo que había aprendido en esos días. Finalmente, sonrió y lanzó la piedra por el precipicio, sintiendo una agradable sensación de alivio y libertad.

El maestro sonrió y dijo: 

-- La verdadera lección, Juan, es que la piedra nunca tuvo poder sobre ti. Tú decidiste darle ese poder. Al dejarla ir, has aprendido que la liberación y la felicidad están en tus propias manos."

Juan descendió de la montaña, sintiéndose más ligero que nunca, comprendiendo que el verdadero desarrollo personal no era cargar con los problemas, sino aprender a dejarlos ir.

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