Es una prueba de fuego para saber si una persona es capaz de gobernarse a sí misma. Devolver el carrito es una tarea fácil, cómoda y que todos reconocemos como correcta y apropiada. Es objetivamente correcto, no hay situaciones extremas en las que una persona no pueda devolver el carrito. Ahora bien, no es del todo ilegal abandonarlo, por lo que se presenta como el máximo ejemplo de si una persona hará lo correcto sin verse obligada a hacerlo. No gana nada al devolverlo, sino por la bondad de su propio corazón. Una persona que es incapaz de hacer esto no es mejor que un animal, al que solo se le puede obligar a hacer lo correcto amenazándolo.
El carrito de la compra es lo que determina si una persona es un buen o mal miembro de la sociedad.
Nota.- Desconozco la normativa en otros países pero aquí, en España, aunque parezca surrealista es motivo de una multa mínima de 80 euros. No tiene nada que ver al tratarse de una infracción en un lugar privado como un párking, ya que se considera como vía pública a efectos de tráfico, según el artículo 4.2 del Reglamento de Circulación: “se prohíbe arrojar, depositar o abandonar sobre la vía objetos o materias que puedan entorpecer la libre circulación, parada o estacionamiento, hacerlos peligrosos o deteriorar aquella o sus instalaciones en ella o en sus inmediaciones efectos que modifiquen las condiciones apropiadas para circular o estacionar”.
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