Tu cuerpo necesita pequeñas cantidades de grasa para funcionar correctamente, pero hay que distinguir entre las que son buenas para el bienestar y las que no. Los ácidos grasos insaturados (por ejemplo, el poliinsaturado como el Omega-3) se consideran mejores para el bienestar, ya que pueden ayudar a mantener el nivel de triglicéridos en sangre dentro de un intervalo normal. Una dieta rica en grasas saturadas (de aperitivos y productos de origen animal) puede contribuir al aumento de la concentración del colesterol en sangre. Dado que las grasas son una fuente concentrada de calorías, la recomendación es que hasta un 30% de las calorias diarias procedan de esas grasas, priorizando el consumo de los tipos saludables que sean alimentarias. La dieta occidental media aporta muchas grasas totales y saturadas de las que necesitamos.
Al igual que en mi anterior artículo, te preguntarás qué deberías comer. Las grasas saludables son las que están presentes en el pescado, los frutos secos, el aceite de oliva y el aguacate. Para asegurarte de tomar esos saludables Omega-3 que he mencionado antes, procura comer pescado al menos dos veces por semana, y preferiblemente que incluya una ración de pescado azul como el salmón o la caballa, dentro de una comida saludable y equilibrada. También puede ser útil tomar un complemento alimenticio para obtener los efectos beneficiosos de los EPA y DHA (ácidos grasos Omega-3), ya que cuidan el bienestar del corazón y mantienen el funcionamiento normal de nuestro cerebro, la vista, la tensión arterial y la concentración normal de triglicéridos en sangre.
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