Cuestiona siempre tu entorno. Con un ejemplo simple lo entenderás perfectamente: supongamos que entras en una habitación con un espantoso olor a basura que hace prácticamente imposible permanecer en ella. Aún así, estate un tiempo en su interior y comprobarás que, sin darte cuenta, te habrás acostumbrado al olor.
Ahora pregúntate: ¿esta relación de pareja me está ayudando a crecer como persona? ¿Me hace ser mejor? ¿Mi vida a mejorado con ella? ¿Este grupo de amigos me lleva a ser mi mejor versión?
En resumen: acostúmbrate a un entorno que huele y con el tiempo, este mismo entorno te destruirá.
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